jueves, 4 de junio de 2009

¡Éstas son conclusiones!


CONCLUSIONES
Me aproximo a la conclusión de que, si bien Borges parte de un "escepticismo esencial" que refuerza mediante sus artificios episódicos, narrativos y retóricos, no propone sin embargo en sus creaciones una “angustia” derivada del evidente caos que es el mundo; no ejercita la mirada “desesperada” sobre un mundo caótico. Antes bien, plantea una forma de comprender la verdadera naturaleza del mundo, que esencialmente es caótica, porque el ordenamiento es un mero constructo del intelecto humano.

Al respecto, cabe señalar que, tanto en «El milagro secreto» como en «La escritura del dios», se cumple una fatalidad (Hladík ejecutado, Tzinacán encarcelado), pero también se concreta una unión de estos dos sujetos con sus dioses. Los títulos de estos cuentos ya conjuran prodigios divinos, así que es de esperarlos.

El dios de Hladík le concede su pedido, el dios de Tzinocán le revela su nombre. Ambos protagonistas comulgan con lo divino antes de aceptar su fatalidad. Y considero que éste es uno de los tantos cabos que nuestro autor deja sueltos ante el lector. Un lector que Borges siempre tuvo presente en sus escritos, el lector que él mismo se jactaba de ser.

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